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Feb 25
Wednesday
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Shambhalacalli en Tepotzlan
la capilla Shambhala

La capilla Shambhala

Escrito para The Dot. Traducido al español por Luz Rodríguez.

Brus y Jean Westby viven la mayor parte del año en Bucerías (México), y la acharya Allyn Lyon les invitó hace poco a formar parte del equipo de un retiro de una semana en Shambhalacalli, en Tepotzlán, una ciudad montañosa cerca de Cuernavaca, en el estado de Morelos.

Se ruega a quien tenga fotos de Shambhalacalli las envíe a [email protected] y las colocaremos aquí como fotos o como otra historia, indicando el nombre del fotógrafo que corresponda.

Tras volar durante una hora desde Puerto Vallarta a Toluca, viajar en taxi algo más de tiempo hasta la estación de Tasquena en la ciudad de México, y hacer un recorrido corto en autobús hasta Tepotzlán, Jean y yo llegamos a Shambhalacalli (calli significa “casa” en nahual, la lengua indígena), el centro de práctica y residencia de la acharya Allyn Lyon.

Está situada en aproximadamente media hectárea de terreno y cuenta con varios edificios alrededor de un patio recién enlosado: un edificio con la sala de meditación, la residencia de la acharya, el edificio donde se encuentra la cocina-dormitorio- y otra sala de meditación y otro edificio que sirve de almacén. En seguida encontramos a nuestra amiga, Cecilia Amador, en el edificio de la sala de meditación trabajando afanosamente para tener todo preparado cuando llegaran los participantes y los demás miembros del equipo al día siguiente. Cecilia nos presentó a los co-coordinadores del programa: Luis Alonzo Vásquez y Citlalli Peña, y a Jaime Vélez y Salvador Espinoza, que estaban subidos en sendas escaleras colocando las luces.

Foto del autor.

Lo primero que nos sorprendió fue la belleza de la sala de meditación: lo suficientemente amplia para que cupieran 40 practicantes, el propio altar, con el Rigden primordial en el centro, simple y elegante, contra una pared de cristal que mira a la zona ajardinada.

Cecilia nos llevó a saludar a Allyn, a su apartamento con un dormitorio. Estuvimos charlando un rato y, como se hacía tarde, regresamos a nuestra habitación grande en la posada Sarita, un hotelito a cinco minutos del centro.

Al día siguiente aprovechamos la mañana libre para visitar la plaza en el centro de Tepotzlán. Es una ciudad construida en una ladera volcánica y rodeada de precipicios espectaculares. El punto de referencia más famoso es la antigua pirámide de los indios Tepozteco, un lugar de peregrinación y también un atracción turística. Como era el principio de la Semana Santa, la plaza estaba llena de tenderetes que vendían toda una variedad de objetos, desde alfombras y bisutería hasta las frutas y verduras más grandes y coloridas que hubiéramos visto en México hasta entonces.

La entrada

La entrada

Recorrimos la iglesia principal, la iglesia de Nuestra Señora de la Navidad, construida en el siglo XVI por los dominicos, con un convento aledaño que alojó a las tropas francesas del emperador Maximiliano en el siglo XIX. No fue suficiente esa mañana ni los demás pocos ratos que tuvimos para explorar Tepotzlán y disfrutar la belleza de este pueblo mágico.

Regresamos por la tarde a Shambhalacalli para conocer a los participantes que ya habían llegado y se habían inscrito con la tesorera del programa, Gaby Cordova. A las cinco de la tarde comenzó el programa con una charla de bienvenida que ofreció Allyn y la práctica vespertina. Nos dividimos en dos grupos: uno hacía práctica de lojong en la sala pequeña y hermosa de meditación, en el piso de encima de la cocina, y el otro se dedicó a practicar ngöndro Shambhala y kagyü en la sala de meditación grande.

Unas 25 personas participaron en el programa de una semana, más o menos repartidos entre los dos grupos, con otras personas que iban y venían a practicar. Una veintena eran mejicanos de Tepotzlán, cerca de Cuernavaca y de la ciudad de México, de modo que el español era la lengua común. Como estadounidense deseoso de practicar mi habilidad linguística, decidí recitar los cantos y sadhanas en español, proyecto que resultó a la vez un desafío y una inspiración.

la silla del profesor y capilla

La silla del profesor y capilla budista. Foto del autor.

Durante la semana seguimos este horario diario:

* 8:00 cantos todos juntos
* 8:30 ejercicios (lujong, chi gong, tai chi, y salsa, un baile de movimientos en beneficio de todos los órganos vitales)
* 9-10 desayuno y aseo
* 10-12:30 práctica por grupos
* 12:30 refrigerio
* 13:00-14:30 práctica y estudio por grupos
* 14:30 almuerzo, rota y descanso
* 16:30-18:30 práctica y estudio por grupos
* 18:30 cantos protectores y finales todos juntos
* 19:00 cena
* 20:00-21:30 práctica y estudio por grupos

Todos estábamos encantados con las comidas diarias en vista de que la coordinadora de la cocina, Erica Cohen y la cocinera, Mati, nos proporcionaban una variedad deliciosa de cocina mejicana, sobre todo, durante toda la semana.

Por la mañana hasta la hora de comer, todo el grupo guardaba silencio; tras la comida y hasta la cena nos manteníamos en “silencio funcional” y, a partir de la cena, se hablaba con tranquilidad. Aunque guardáramos silencio la mayor parte del día, fuera del centro no lo había. Siempre teníamos un segundo plano compuesto por los vendedores diarios de verduras y miel, camiones de basura, radios de los coches a todo volumen, además de cohetes en los distintos barrios para celebrar la Semana Santa.

Una noche pudimos disfrutar los fuegos artificiales del propio barrio donde estábamos. De manera que los días se llenaban con silencio profundo y ruido enervante.

En el grupo de lojong ofrecíamos instrucción de meditación con regularidad  tanto Jean como Rebeca Álvarez y yo mismo, y organizamos grupos de debate alternando el español y el inglés. La acharya Allyn nos daba una charla diaria sobre los eslóganes de lojong de Atisha. En el grupo de ngöndro Allyn enseñaba sobre un comentario a la súplica de siete versos a Padmasambhava. Carlos Abusaid fue el intérprete del grupo de lojong (además de dirigir a diario los ejercicios de yoga Shambhala) mientras Lourdes Álvarez, una de las fundadoras y actualmente co-directora de Shambhalacalli, junto a Yolanda Corona, fueron las intérpretes del grupo de ngöndro.

Descubrimos que, aunque el español que habla Allyn es limitado, entiende mucho más de lo que parece y, a veces, corregía al intérprete en las charlas de lojong. También posee un amor y comprensión intrínsecos por la cultura de su país de adopción. Sus charlas sobre los eslóganes me parecieron muy formativas, con visión y llenas de anécdotas con sentido del humor.

la capilla de Rigden. Foto del autor.

La capilla de Rigden. Foto del autor.

En una noche de luna llena practicamos todos la sadhana de Mahamudra. Otras dos noches celebramos sendos festines de Werma y quienes habían hecho la Asamblea del Guerrero participaron en el festín de Padmasambhava. Todas esas posibilidades sirvieron para aumentar la disciplina individual y convertir al grupo en amigos.

Por supuesto el retiro en grupo de Semana Santa resultó un gran éxito, debido, sobre todo, a la consideración y buen humor de anfitriones y huéspedes de Shambhalacalli. La última mañana Allyn nos dio una charla de despedida muy inspirada. Luego le dimos un regalo muy entretenido, que consistió en una tumbona para que pudiera disfrutar el jardín. ¡Terminamos esta semana extraordinario con brindis de tequila! Al despedirnos, cuando Cecilia nos llevó a la estación de autobuses, sentimos que habíamos encontrado verdaderamente un hogar dhármico en México.

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