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Aug 21
Friday
Spanish Language, Translated Articles
Cartas de tres Acharyas

Tres acharyas dejaron su puesto recientemente, aquí ofrecemos sus cartas respectivas, traducidas al español.

La carta original se encuentra aquí.


Querida comunidad Shambhala:

Escribo con el corazón triste y tierno. El 1 de julio me jubilé como acharya.

Me parece que mi nombramiento hace dos años fue, de alguna manera, un reconocimiento de mi recorrido desde que uní el dharma de Shambhala con el trabajo de sanar la opresión personal y social, y es importante que también señalara una aceptación más grande de ese trabajo en Shambhala. Mucha gente de la comunidad se alegró. Dos semanas más tarde salieron en Facebook las revelaciones del comportamiento indebido del Sákyong. Ocho meses más tarde mi marido sufrió una caída casi mortal cuando hacía senderismo y sufrió una herida cerebral traumática. Su recuperación ha sido lenta y cargada de obstáculos aunque con un hermoso despliegue de guerrero al mismo tiempo.                        

Me jubilo por dos razones. Primero, elijo continuar hacia dentro para centrarme en mi familia y en el proceso de curación de mi marido. Segundo, a partir de la reunión de zoom con los acharyas, lo que comprendí de las intenciones del Sákyong, de no volver a emprender un diálogo y una comunicación abierta con la sangha amplia, me pareció discordante con el trabajo en el que he estado involucrada en Shambhala a lo largo de la década pasada, primero como presidenta del Grupo de trabajo sobre diversidad y, después, como acharya. Esto me hace difícil servir en el papel de acharya como su representante personal.

Quiero dar las gracias a mucha gente que me ha apoyado a lo largo de los años mientras exploraba lo inseparable del dharma de Shambhala y el trabajo de aportar conciencia a la opresión social. Estoy en deuda con los miembros del Grupo  de trabajo sobre diversidad: Gale Young, Michaela McCormick, Elaine Yuen, Bob Pressnall y Toby Sifton por casi una década de colaboración. Gracias a los grupos nuevos que han surgido:  el Consejo de PoC, El Consejo de la conciencia blanca y el Consejo de guerreros por la inclusión. Gracias a los colegas acharyas: Gaylon Fergusion, Adam Lobel, Judith Simmer-Brown y Christie Cashman por su apoyo amable e intuitivo a lo largo de muchos años. Muchas gracias a Ro Horton y Rita Shimmin, co-fundadores del  ​UNTraining​. He sido bendecida por haber compartido este viaje con tantos guerreros verdaderos mientras mi corazón se rompía por el sufrimiento de la injusticia social.

Charlene Leung

Estaré siempre agradecida al Sákyong por sus enseñanzas profundas que han guiado mis viajes personales e íntimos al desenredar la opresión social y navegar por el accidente de mi marido, ambos a la vez. Sigo siendo una estudiante de la senda del Sello del Escorpión en el que he sido entrenada para estar presente tanto con la belleza como el horror. Sin embargo, el alcance al que me pueda comprometer como profesora y dirigente, seguirá estando limitado por la necesidad constante de apoyar la salud de mi marido. Sigo comprometida a crear una buena sociedad humana en los tiempos devastadores que estamos viviendo.

En la visión del Sol del Gran Este,

Charlene Leung
Púrpura imperial


Christie Cashman

7 de agosto de 2020

Queridos amigos y familia en Shambhala:

Esto es una nota personal sobre mi senda como acharya. Me comunico de esta manera porque muchos de nosotros hemos estado conectados profundamente en estas últimas décadas y me gustaría honrar su excepcional amistad dhármica. 

Hace ya varios años que me enfrento a cuestiones de salud, que conocen algunos de ustedes. Aunque sigo siendo capaz de funcionar bastante bien, los médicos y mi familia me piden que comience a apartarme de los rigores de la vida de acharya.

Me ha encantado servir a la comunidad desde que el Vidyadhara me pidió por primera vez que fuera su secretaria para ocuparme de la correspondencia hace 49 años. Me senté ante una máquina de escribir pequeña con tinta roja y escribí cartas a los estudiantes en papel amarillo marcado con un garuda rojo. Ese fue el comienzo laboral con los dos únicos jefes que he conocido: el Vidyadhara y el Sákyong.

La palabra “gratitud” ni siquiera sirve para expresar la maravilla de sentarme a los pies de muchos grandes maestros del mundo, ni los años en que recibí las enseñanzas puras y magníficas de los tres yanas y las transmisiones de los termas de Shambhala por parte del Vidyadhara, seguidas de un despliegue impecable de la senda profunda del Sello del Escorpión con Sákyong Mipham Rimpoché. También es aún más venturoso haber tenido la oportunidad de apoyar a sus estudiantes. Nunca podré devolver semejante amabilidad.

Como probablemente saben, se nos ha planteado ahora a los acharyas si queremos continuar como tales o aprovechar este momento para jubilarnos con dignidad y con la bendición del Sákyong. De acuerdo con las últimas pruebas sobre el funcionamiento de mis pulmones, he decidido que es imprescindible soltar. Es alentador pasar este testigo a la generación siguiente de acharyas aunque siga sirviendo de alguna manera útil y adecuada: como profesora experimentada, tutora, mentora o amiga.

Estoy deseando hacer retiros solitarios en los que una encuentra la facilidad y naturalidad necesarias para entrar en el océano de la mente primordial. Por todo eso, que mi vida contribuya siempre a construir un mundo bueno. 

Gracias a todos mis colegas acharyas, a amigos y profesores de todo este tiempo, y a todos ustedes que han hecho que la vida merezca mucho la pena. Que amanezca la bondad, y que nuestra confianza sea eterna. ¡KI KI SO SO!

Con amor de su hermana en el dharma,

Christie Cashman

Luna Lago de Compasión


Susan Chapman

10 de agosto de 2020

A mis queridos amigos de Shambhala:

Saludos en un hermoso día de verano en Vancouver, con el cielo azul y una brisa fresca del Pacífico. Agradezco la ocasión de decir unas pocas palabras sobre mi retirada inminente como acharya. Ya saben que el Sákyong nos ofreció tres posibilidades: dimitir, continuar o jubilarnos por varias razones entre las que figura la enfermedad. Sé desde hace tiempo que resultará difícil seguir viajando y enseñando debido a una fatiga creciente, pero el 3 de julio me diagnosticaron TNBC, una variación del cáncer de mama agresiva y difícil de tratar. Así que la decisión de jubilarme estuvo clara. 

Celebramos el ritual del paso del tiempo en Shambhala, así que ofrezco mi jubilación como momento emotivo para reflexionar sobre los pasados 46 años y compartir mi abrumadora gratitud por las enseñanzas y las prácticas y, especialmente, los maestros que han transformado mi vida. Comencé la senda del dharma en la primavera de 1974, cuando hice auto-stop desde Vancouver hasta Boulder para conocer a Trungpa Rimpoché y participar en mi primer verano en el Instituto Naropa. A partir de entonces hasta su parinirvana en 1987 fui como una esponja seca y sedienta, empapándome de casi todas las palabras que enseñó. Mi agradecimiento al Vidyadhara va más allá de lo expresable.

Tras el fallecimiento de Rimpoché, durante 20 años, mientras viví en Juneau y en la abadía de Gampo, estudié atentamente con Thrangu Rimpoché, quien me recordaba continuamente que, independientemente de la devoción que sentía por él, mi compromiso principal era con Trungpa Rimpoché y Shambhala. Cuando visité su monasterio en la India con unos amigos para celebrar el Losar, nos pidió con una gran sonrisa que cantáramos el Himno de Shambhala a sus monjes. Se nos unió al grito de ¡Ki Ki So So! Estoy profundamente agradecida a Thrangu Rimpoché y a todos los demás grandes maestros que me han iluminado el camino. De nuevo, sin palabras.

Gracias a los traductores de Nalanda y a los monjes de la abadía de Gampo, tuve la fortuna de terminar el retiro kagyu de tres años. Thrangu Rimpoché diseñó este retiro para los shambhalianos, recordándonos el compromiso de crear una sociedad iluminada. Cambió el formato tradicional alteernando un año de retiro y otro no, para que pudiéramos mantener la relación con la familia y hacer frente a la responsabilidad económica. Las prácticas del retiro se desplegaron en etapas progresivamente más sutiles de significado, aunque la lección básica era la importancia de la amabilidad ordinaria y la práctica de ponerse en el lugar de los demás. Estoy tan agradecida a mis compañeros de retiro por habérmelo demostrado.

Tuve una intuición en el retiro que me ofreció una nueva perspectiva en la senda. Fue un destello repentino de lo hábilmente que el Dorje Dradül, Trungpa Rimpoché, había condensado estas antiguas enseñanzas en las instrucciones profundas de los terma de Shambhala. Después de años de práctica principalmente budista, las enseñanzas de Shambhala se vivificaron de forma nueva y, más adelante, cuando supe que Sákyong Mipham Rimpoché había decidido abrir el terma final de Trungpa Rimpoché, El Sello del Escorpión del Sol de Oro, me quedé encantada. Hoy, tras estudiar y practicar profundamente sus enseñanzas y el Sello del Escorpión durante diez años, siento confianza completa y gratitud increíble hacia el Sákyong. Que su devoción a este linaje de terma beneficie a todos los seres ahora y en vidas futuras. 

También deseo dar las gracias a Ani Pema y a John Rockwell, que han sido mis mentores, y a mis muchos amigos de corazón: espero que sepan cuánto los quiero. Estoy tan agradecida a mis compañeros acharyas por la dirección pasada, presente y futura y por el apoyo a la comunidad y a mí, personalmente, en especial durante estos dos últimos años. Haber servido al Sákyong y a la sangha, primero como shastri y después como acharya, ha sido el honor más grande de mi vida. 

También estoy completamente agradecida a mi marido, Jerry, y a mi familia que me han permitido viajar y enseñar y llevar el estilo de vida excéntrico de una practicante vajrayana en estos tiempos. Ahora que estoy por fin en casa durante más de unas pocas semanas, me doy cuenta de todo lo que han sacrificado para apoyarme. Y un agradecimiento especial a Sandy Brooks, mi querida amiga que ha trabajado como mi secretaria y puente con el centro Shambhala de Vancouver. 

Por último quiero dar las gracias a todos ustedes que leen esta carta. Hay muchos amigos en esta comunidad con quienes me siento en deuda, por una conversación significativa, por acogerme en su casa, por el tiempo que pasamos estudiando y practicando juntos, por darme su opinión, por los ejemplos de valentía y amabilidad al seguir esta senda, de corazón, del guerrero. Ante todos ustedes me inclino con gratitud.  

La siguiente fase de mi senda será otro retiro, esta vez en el bardo del tratamiento para el cáncer. Sé que algunas de ustedes han pasado por esto. Será difícil de muchas maneras pero siempre es un don que se nos recuerde la preciosidad, fragilidad y temporalidad de la vida. Al tener en mente todo el sufrimiento del mundo en este momento, me siento increíblemente afortunada y bendecida por la visión del Sol del Gran Este. Quiero dedicar especialmente mi práctica a todos los seres que están apartados de la vista en el mundo sombrío de la enfermedad y la muerte. Que su miedo encuentre refugio en la cuna de la benevolencia. 

Con cariño y el corazón tierno de tristeza/alegría,

 Susan Chapman

Madre Garuda

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